La base del aprendizaje del pensamiento crítico, desde el punto de vista de la Pedagogia Blanca es sencilla: el mismo pensamiento crítico. Debemos permitir que el niño aprenda mediante el error y la reflexión autónoma, no mediante la memorización o la obediencia.
Debemos permitirle ofrecernos sus propias respuestas sin penalizar la equivocación, la imaginación o la divergencia. Nunca jamás ridiculizarlos, ni usar el chantaje, ni hacerles sentir presionados, ni confundir castigo con consecuencia.
Los niños que piensan por ellos mismos y ejercen el pensamiento crítico cuestionarán lo que les presentemos como verdades morales, normas, ideas, creencias y respuestas.
A veces nos harán sentir incómodos ante nuestras propias contradicciones. Nos revelarán nuestra propia ignorancia y prejuicios. Son maravillosos. Pero para poder acompañarlos nos tenemos que volver nosotros capaces de autocrítica, flexibles y conscientes de nuestros límites.
Nos van a hacer aceptar una idea que nos dolerá: los adultos no siempre tienen la razón. Tenemos que asumirlo y hasta comprender y aceptar que los adultos que nos educaron con amor hicieron cosas equivocadas y nos dañaron. Sin esa capacidad nunca ayudaremos a que los niños desarrollen un pensamiento crítico real, pues este se aprende mediante su ejercicio.
No podemos reproducir en ellos la necesidad de obedecer a la autoridad sin cuestionarla ni negarse a seguir órdenes injustas. No digo que sea más sencillo educar de esta manera, pero desde luego eso si es educar, no adiestrar. Estamos con los niños para ayudarles a convertirse en adultos plenos y responsables, no en súbditos sin criterio propio ni capacidad de desobediencia. El camino es complicado, pero indispensable.
Mireia Long
Absolutamente de acuerdo, el diseño de educación que hasta ahora hemos tenido, no permite realmente la educación de una persona porque clasifica, establece modelos a seguir y está fundamentada en el miedo.
Gracias por sus valioso aportes
Abrazos